Maestros, entre la tecnología y la pérdida de respeto: los retos de educar hoy
Profesores del sur de Tamaulipas platican sus experiencias con esta nueva metodología en la enseñanza y los desafíos
5/16/20255 min read


A lo largo de las décadas, la educación ha experimentado una profunda transformación. Desde los métodos estrictos y tradicionales empleados por los maestros hasta la inclusión de las tecnologías en la vida de los estudiantes —desde edades cada vez más tempranas—, el panorama educativo ha cambiado radicalmente.
Estos cambios no solo han modificado la manera en la que se enseña, sino también la relación entre maestros, alumnos y padres de familia.
En tiempos pasados, los maestros eran figuras de autoridad incuestionable: su palabra era ley en el aula y eran ampliamente respetados por alumnos y padres. Esta autoridad no solo se basaba en su conocimiento, sino también en la confianza.
Sin embargo, en la actualidad ese respeto ha disminuido considerablemente. Las nuevas generaciones de estudiantes y padres muestran actitudes distintas hacia los docentes, muchas veces desafiando su autoridad o minimizando su papel.
Factores como el acceso a la información en línea, el cambio en los valores familiares y sociales han influido en este cambio.
Con cinco años en el mundo de la docencia, la maestra Mónica Lucía Maya Sánchez relata que, de su época de estudiante a la actualidad, ha cambiado mucho el entorno que rodea a la educación.
“Considero que los valores, tanto en los alumnos como en los padres de familia, han cambiado. La forma en que se dirigen al maestro ya no se da con el respeto de antes, como yo recuerdo que mis papás se dirigían a los maestros, a cómo se dirigen los papás ahora hacia nosotros”, externó.
Anteriormente —dijo— los padres acudían a la escuela para platicar sobre las conductas de los hijos, y ahora la tecnología ha dado pie a una forma distinta de comunicación entre el maestro y los papás.
“Los papás ahora tienen la facilidad de mandar mensajes al maestro a cualquier hora del día, cosa que antes yo nunca veía. Si al niño se le olvidó la tarea, preguntan por chat y, en mi opinión, considero que el niño no se hace responsable, porque tiene la facilidad de preguntar”, indicó.
A diferencia de otros maestros, Mónica es la primera profesora de su familia y siente pasión por formar las bases de los niños, pues considera que son el futuro del país. Actualmente brinda clases en la primaria 20 de Noviembre y tiene a su cargo 29 alumnos: 14 niños y 15 niñas.
“Creo que por vocación, porque desde chiquita jugaba mucho a las maestras y me gustaba aprender y enseñar a los demás. Estudié en la Escuela Normal Superior de Ciudad Madero, me gradué, hice prácticas en esta escuela, posteriormente obtuve mi plaza y empecé a trabajar aquí”, concluyó.
Uno de los cambios más significativos ha sido la incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en las aulas. Los niños y adolescentes ahora manejan dispositivos electrónicos desde muy pequeños, lo que ha transformado la forma de aprender y enseñar.
El uso de computadoras, tabletas, smartphones y, últimamente, la inteligencia artificial ha abierto un mundo de posibilidades, pero también ha traído retos. La atención de los alumnos es más difícil de captar y mantener, ya que compite con la inmediatez y el atractivo de las redes sociodigitales.
La maestra Nayeli González, con 13 años de experiencia, relata que debido a las tecnologías, el estudiante tiene menor habilidad para concentrarse, aunque aprende más rápido.
“Tienen más facilidad de aprender, pero quizá menor habilidad para concentrarse. Qué bueno que aprendan más rápido, pero quizás ahorita algo que nos ha pegado mucho es la falta de límites. Si un niño no tiene límites en su casa, pues menos en la escuela”, afirmó.
Por su parte, la maestra Alejandra Martínez Vera, con 17 años en la docencia, menciona específicamente los cambios que se han registrado en la forma de enseñar a alumnos de nivel primaria.
“El cambio ha sido muy drástico. He notado que nosotros como maestros tenemos mayor reto con los niños porque hay que crear en ellos mayor concentración. Son niños que quieren las cosas más rápido y, a veces, les cuesta pensar. Igualmente con los padres de familia, pues se ha perdido el valor del docente. Entonces la labor del maestro se ha vuelto un poquito más ardua”, externó.
El cambio ha sido complicado para quienes ya tienen varios años como formadores, pues han tenido que adaptarse.
Otra transformación importante se ha producido en las estrategias de disciplina dentro de las escuelas. En décadas pasadas era común el uso de correctivos físicos o medidas estrictas; hoy estas prácticas están prohibidas y se prioriza el diálogo, la mediación y los enfoques restaurativos.
Con 25 años en la docencia, la maestra Sixta Bautista Juárez relata este cambio en los métodos para mantener la disciplina en el salón de clases.
“La firmeza en el carácter es básica, porque el niño ya venía acostumbrado de casa a que había firmeza. Hoy no, hoy es muy difícil. Hoy la firmeza se toma como algo malo, la maestra es la mala. Hoy es diferente”.
Los maestros con más antigüedad han tenido que adaptarse a estas nuevas metodologías educativas, a diferencia de los nuevos docentes que ya vienen formados bajo este enfoque.
“Ahora sí que lo de antes no fue tan malo, ni lo actual es tan bueno, porque los maestros actualmente nos vemos en la necesidad de recurrir a herramientas para adaptarnos a las nuevas formas de la educación”.
No solo han cambiado los métodos de enseñanza y disciplina; también lo han hecho las circunstancias personales de muchos estudiantes. Un número creciente de niños y jóvenes vive situaciones familiares complejas, como pleitos, separaciones o conflictos entre sus padres. Estas situaciones afectan su desempeño académico, su comportamiento y su bienestar emocional.
Además de estar al pendiente del aprendizaje de sus alumnos, los trabajadores de la educación buscan superarse, algunos con maestrías o doctorados, y otros pasando de labores administrativas o de mantenimiento a estar frente a grupo.
Óscar Eduardo Pérez trabajó como intendente en las escuelas, pero su visión de superación lo hizo crecer y hoy ya cuenta con siete años como maestro.
“Yo empecé en la Secretaría de Educación Pública en el 2007; trabajé como intendente 12 años. En esos 12 años me puse a estudiar, me preparé en la Universidad del Desarrollo Profesional en Altamira. Posteriormente me registré para el examen, y afortunadamente salí idóneo. Desde hace siete años estoy frente a grupo”, expresó.
La educación ha evolucionado, lo que representa un reto constante para los profesores, quienes han tenido que irse adaptando a las exigencias de un mundo cada vez más vertiginoso y tecnificado, pero sin perder de vista su fin principal: formar personas de bien.